Se sabe que tuvo una farmacia en la calle Atocha frente a la iglesia de San Sebastián.
Consta que en 1721 fue comisionado a Ceuta para hacer elaborar en aquella ciudad los específicos correspondientes.
Mantuvo un pulso dialéctico con colegas como Jorge Basilio Flores, que atacó su Palestra con su Mesué defendido y con José de Loeches que lo hizo con su Tyrocinium Pharmaceuticum.
No obstante, el empeño de ambos fue en balde, ya que las teorías propuestas por Palacios en su Palestra alcanzaron mayor fama por la oposición de sus colegas y por supuesto porque la iatroquímica era sustancialmente más efectiva y racional que la teoría tradicional galénica.
Al enviudar, en los últimos años de su vida se hizo sacerdote.