Ángel Zárraga nació en Durango en 1886, aunque no vivió allí mucho tiempo ya que se mudó junto a su familia a la Ciudad de México, donde tiempo después comenzó sus estudios artísticos en la Escuela Nacional de Bellas Artes (ENBA).
Tenía un gusto por los géneros pictóricos tradicionales por lo cual, realizaba sobre todo retratos, naturalezas muertas y paisajes que denotan el apego del pintor a ciertas enseñanzas académicas.
Debido a su éxito, fue elegido jurado para la Selección de Pintura el siguiente año, 1912.
Fue un artista prolífico, realizando escenografías teatrales, artículos periodísticos, poesía, ilustraciones para revistas y obra mural.
Ha sido representado en la literatura y en la plástica desde mediados del siglo XV empezó a ser presentado desnudo como excusa para plasmar la figura masculina.
Entre la provocación, Oscar Wilde fue de los primeros en erotizar al mártir describiéndolo cómo “un niño castaño encantador, con el cabello crujiente y los labios rojos...” otro escritor en representarlo fue Yukio Mishima en la cual se fotografió como San Sebastián en donde vio el placer del dolor en su martirio.
[2] Zárraga representó a la mujer con atavíos oscuros, en contraste con el santo, que está completamente iluminado.
Por esto mismo en su pintura Exvoto “Martirio de San Sebastián de 1910-1912”, puede leerse la siguiente dedicatoria: “Señor no sé celebrarte como el poeta en versos complicados; pero acepta Señor esta obra áspera y humilde que he hecho con mis manos mortales.” La representación del cuerpo humano es de proporciones idóneas haciendo alusión y relacionando la divinidad, Zárraga siempre que utilizaba el cuerpo humano empleaba la belleza clásica y de proporciones perfectas ya que él consideraba que el ser humano es la máxima expresión de la divinidad; en su producción hacía muchos contrastes entre la juventud y la vejez, la belleza y la decadencia siempre en un sentido físico.
San Sebastián se volvió un icono para la comunidad LGBTQ, por lo mismo ha inspirado muchos exvotos actualmente.