Alcanzaron la capital del entonces Tíbet independiente, Lhasa, a principios de 1939.
Mientras, progresaron los numerosos trabajos de campo, documentando y recopilando muestras de la fauna y flora del Himalaya, explorando su geografía, o tomando datos sobre la población tibetana.
Las noticias del empeoramiento de la situación política en Europa decidieron el regreso, desbaratando los planes diplomáticos.
Entre también el extenso material documental y fotográfico recopilado, se encontraban diversos ejemplares de textos antiguos, como una edición completa de 108 volúmenes del Kanjur, y otras del Mándala, luego conservados en los archivos de la Ahnenerbe y que aparecieron en el búnker del Reichstag.
El amplio material fotográfico sirvió para la realización del film Geheimnis Tibet de 1943.