Araucanización
La guerra de Arauco se prolongó durante toda la primera mitad del siglo XVII hasta la última gran rebelión mapuche de 1655, fecha desde la cual las relaciones fronterizas se distendieron y se produjeron importantes transformaciones sociales en el pueblo mapuche, fruto de su expansión a las pampas argentinas y la intensificación del comercio entre estos y los criollos.El interés de estos grupos mapuches por esta región se centraba, esencialmente, en su riqueza del ganado.Otra razón fue la presión demográfica que ejercían los españoles en sus campañas en la región de Arauco.[11] Además estaba la alta densidad demográfica de la comarca, aunque las autoridades estimaban en 100 000 o 70 000 salvajes en 1793 y 1812 respectivamente,[14] la cifra real probablemente alcanzaba las 150 000 a 200 000 personas.Ya en una fecha tan temprana como 1810 los huilliches de Valdivia migraron a Salinas Grandes.[24] Algunos sobrevivientes se dispersaron y terminaron formando la tribu de Coliqueo, pero la mayoría optó por el sometimiento a Calfucurá.Rosas, temiendo la reconstrucción de esta alianza, y esta vez no a su favor, probablemente permitió el ataque.Al mismo tiempo, ambos estados competían entre sí para controlar los espacios reivindicados mientras aseguraban su dominio en el área patagónica, pretendida por las potencias europeas que la consideraban terra nullius.Señala que la presencia de rasgos culturales o grupos humanos mapuche en ambas regiones fue advertida muy tempranamente por cronistas, exploradores, militares y misioneros; sin embargo, sólo se destacó como un fenómeno importante en la medida en que comienzan a consolidarse los estados nacionales argentino y chileno, a fines del siglo XIX.En algunos medios de comunicación, y en un contexto polémico, se sostiene que la araucanización constituyó un genocidio del cual fue víctima el pueblo tehuelche.A su vez, las alianzas matrimoniales entre unos y otros y los desplazamientos producidos por el avance de los Estados sobre sus territorios dieron lugar a que muchas familias se identifiquen en el presente como mapuche-tehuelche, tal como ocurre en la actual provincia de Chubut.Los tehuelches, por otra parte, no “se extinguieron”, sino que desde hace varios años luchan para demostrar que continúan existiendo y, en la Patagonia austral, han comenzado a identificarse en el espacio público como aonek’enk.