Ewelina Hańska

La vida conyugal con Wacław Hański era monótona, pues el barón prefería atender sus asuntos en la solitaria hacienda de Wierchownia, en Ucrania, donde apenas había entretenimientos para la condesa Hanska.

Balzac, que recibió la noticia a comienzos de 1842, no dudó en retomar con todo su ímpetu la relación, con la esperanza de poder casarse con la riquísima condesa ahora que el barón había muerto.

Sin embargo, la condesa se mostró fría y poco deseosa de casarse.

Una vez solventada una serie de problemas derivados del testamento del barón, que los Hanski habían impugnado temiendo que la condesa se casara con Balzac y los dejara sin nada, la condesa retomó con algo más de brío la relación.

No obstante, volvió a Ucrania un año después, donde caería enfermo.