Sus padres fueron Felipe López y María de Jesús Alcocer.
Fue un hombre que puso al servicio de los seminaristas un gran interés en su formación recta, espiritual, moral y humana.
Centuplicó pues, toda su fuerza o su potencial en los sacerdotes que formó.
En este lugar desarrolló una gran labor evangelizadora y material en su parroquia.
Continuó las obras materiales en la catedral, terminando el último cuerpo de la iglesia.
Francisco Méndez García Reconstruyendo la historia de una institución educativa, Autlán, 1996.