Tras duras negociaciones, se instituyó un sistema de control sobre las finanzas egipcias, con un comisario francés y otro inglés como supervisores.
El historiador egipcio Al-Sayyid Marsot considera que la esta política de Ismail abrió las puertas para que los británicos controlaran las finanzas de Egipto y le incorporaran a su imperio.
Poseía una gran parte de la deuda de Egipto, y cuando Ismael se negó a declararse en quiebra Baring presionó a su gobierno para deponer Ismail, lo que se produjo sin problema alguno en 1879, sucediéndole su hijo Taufiq Pachá, que también se vio obligado a someterse.
La Revolución Urabí, dirigida por el coronel Ahmed Urabí, creó una situación en la que las fuerzas británicas y francesas podrían intervenir y hacer valer sus intereses imperiales en nombre del Jedive.
Su primer acto como Cónsul General fue aprobar el Informe Dufferin, que básicamente pedía un Parlamento títere sin poder alguno.