Eva Frank (1754-1817) nació en Nikópol, Bulgaria, fue la líder de un culto místico y mesiánico.
Según el historiador Jerry Rabow, ella fue la única mujer auto-proclamada como el Mesías judío.
Padre e hija viajaron repetidamente a Viena, y lograron ganarse el favor de la corte vienesa.
En 1800, los frankistas enviaron cartas escritas con tinta roja, a cientos de comunidades judías, las cuales alentaban a la conversión al Frankismo.
Sin embargo, los hermanos Frank no tenían ni el carisma ni la fuerza de personalidad requeridas para mantener el culto, y con el tiempo el número de peregrinos y la cantidad de dinero disminuyeron drásticamente, todo mientras Eva seguía viviendo una vida llena de lujo.