Carlos Linneo fue el primero en clasificar esta especie en 1758 y le dio el nombre binomial de Scolopax rubra.
Biológicamente, está estrechamente relacionado con el ibis blanco americano y, a veces, se considera que son la misma especie.
Aunque pasa la mayor parte del tiempo en tierra, es un gran volador y se mueven en bandadas con una formación en forma de V.
Estudios posteriores demostraron que su principal alimento son insectos, especialmente, escarabajos y otros coleópteros.
En menor medida también consume semillas, frutas, serpientes pequeñas, reptiles, anfibios y materia vegetal.
A los ibis escarlatas les gustan las zonas húmedas y lodosas como los pantanos, pero por seguridad construyen sus nidos en árboles muy por encima del agua.
Si pueden, anidan en islas, donde sus huevos y polluelos tienen menos probabilidades de estar en peligro por los depredadores.
Afortunadamente, el ibis escarlata se encuentra bastante protegido, por lo que la UICN lo cataloga como especie de preocupación menor.
Sin embargo, la población de esta especie tiene tendencia decreciente y se encuentra especialmente amenazado en Brasil.