En el siglo XV comenzó a redescubrirse el mundo etrusco, gracias al monje Giovanni Annio.
En el siglo XVIII destacan las investigaciones de L. Lanzi comenzaron a tomar un carácter científico, ya que hasta entonces, para los historiadores Antigüedad significaba Grecia y Roma.
Este estereotipo pervivió hasta comienzos del XX, donde destaca la obra Paseos etruscos, de David Herbet Lawrence, y se ha ido rompiendo a lo largo del siglo XX gracias a las nuevas investigaciones.
En 1930 una revista francesa, Formes, alaba y describe el arte etrusco, separándolo definitivamente del romano.
[2] Algunos de los más destacados profesionales en la materia son: Massimo Pallottino, Larissa Bonfante, Giovanni Colonna, Carlo M. Lerici y M. Cristofani.