Los estudios locos son un área académica, teórica y activista que trabaja con las experiencias, historia, cultura y política de las personas que son identificadas como locas, enfermas mentales, supervivientes de la psiquiatría, usuarias de servicios, pacientes, clientes de terapias, neurodiversas y discapacitadas.
Los estudios locos tienen su origen en los movimientos de usuarios y supervivientes que se organizaron en Canadá, Estados Unidos, Reino Unido, Australia y otras partes del mundo.
En un artículo académico tituló "Estudios locos: dotar de (sin)sentido juntos", Ingram enumeró algunas referencias teóricas e intelectuales que formarían las bases fundamentales de los estudios locos e incluirían a Nietzsche, Bataille, Blanchot, Deleuze y Guattari.
[4][2][5] En 2014 un artículo en The Guardian de Peter Beresford se citan distintas referencias académicas canadienses de la primera línea en este campo: "los estudios locos tuvieron su comienzo en las universidades de Ryerson y York en Toronto, con figuras clave del colectivo de supervivientes de la psiquiatría, activistas proderechos, educadores como David Reville y Geoffrey Reaume y académicas como Kathryn Iglesia y Brenda LeFrancois.".
Unas cuantas universidades más en Inglaterra, Escocia y los Países Bajos comenzaron sus propios estudios en los últimos dos años, tomando los cursos canadienses como punto de partida.