Estimulación temprana

[1]​ Mayra Arias, 2014 La estimulación temprana o estimulación precoz incluye un conjunto de actividades que pueden ser aplicadas desde el nacimiento hasta los 6 o 7 años del niño, franja de edad con mayor plasticidad cerebral.

Sin embargo, este proceso se puede realizar en los bebés dentro del útero materno.

La consecución progresiva de hitos en este desarrollo va permitiendo la aparición y mejora de nuevas habilidades (por ejemplo, es necesario que el niño aprenda a sujetar la cabeza, controlando la musculatura del cuello, para que pueda dirigir la vista, lo que refuerza la motivación para la marcha o el contacto visual como elemento socializador…).

Para tener una información fidedigna es necesario esperar hasta que el niño esté sano.

El examen del área motriz, de los reflejos arcaicos, en general no se omiten.

Grace y Baucum (2009) mencionan tres categorías que los describen: La primera relación que tiene el niño en relación con esas conductas es el apego con su madre, por medio de la relación con la madre, es posible que se obtenga una comunicación recíproca afectiva, en donde la madre y el niño obtienen una experiencia satisfactoria y benéfica, es así como el desarrollo del niño se va dando de manera experimental y gradual con ayuda del medio que lo rodea y en el que se desenvuelve.

Jean Piaget plantea que tales estructuras no son fijas sino que se van enriqueciendo y haciendo cada vez más complejas en distintas etapas de nuestra vida, desde la infancia hasta la edad adulta.

Los programas de estimulación temprana utilizan con frecuencia el juego como base para el desarrollo de habilidades.