[7] Esto se debe relacionar con la Nahda, también considerado el “despertar” cultural del mundo árabe.
Este “renacimiento cultural” coincidió con una fervorosa actividad intelectual y cultural, que no necesariamente creó un movimiento unificado, sino que englobó distintos tipos de expresiones: literarias, gramaticales, de traducción, etc, pero también pensamientos políticos: liberalismo, nacionalismo, antiimperialismo, entre otros.
[8] La atmósfera en Egipto sobre todo bajo Ismail Pachá generó un contexto de especial apertura y cierta libertad intelectual que provocó que, durante los últimos años del siglo XIX, el centro intelectual y cultural de la Nahda se trasladara de Beirut a El Cairo; precisamente durante los años en los que Esther Moyal vivió en Egipto.
Sin embargo, la Haskala reúne solo a una pequeña vanguardia intelectual de origen judío.
Aquí es donde Esther Moyal inscribe su trayectoria: en el pequeño grupo de judíos árabes que utilizaron sus escritos y sus trabajos como formas de vehiculizar la integración judía en una sociedad moderna e interconfesional.
Esther fue convocada para representar a Siria; la exposición estaba buscando ejemplos de mujeres escritoras y ella había sido seleccionada por dicho comité.
En 1899, con la familia Moyal ya instalada en El Cairo y muy relacionada con la gran comunidad de intelectuales sirios, Esther funda su propio periódico llamado Al-A’ila, La Familia, que circuló por todo Egipto.
[13] Para Esther Moyal, la cuestión relativa al progreso iba unida indudablemente a la educación de las mujeres.
Es posible, incluso, que hayan visto ambas expresiones como parte del mismo principio básico de autodeterminación.
[18] En 1915, muere su esposo Simon Moyal y su familia abandona Oriente Medio para instalarse en Marsella, donde Esther trabaja como comerciante.
Figuras como la encarnada en ella, árabe de religión judía, ya no podrían ser posibles.