División del trabajo
La división del trabajo es la fragmentación o descomposición de una actividad en tareas más elementales, así como su reparto entre diferentes personas, según su fuerza física, habilidad y conocimientos.En general, la división del trabajo es la separación de tareas en cualquier sistema económico para que los participantes se especialicen.La división del trabajo ha sido un tema muy importante para los escritos económicos desde los primeros tiempos, y fue tratado con gran detalle por los principales economistas, siendo Adam Smith y Karl Marx los que la estudiaron con mayor profundidad.[2] En An Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations (1776), Adam Smith previó la esencia del industrialismo al determinar que la división del trabajo representa un aumento cuantitativo de la productividad.Describió el proceso como una alienación: los trabajadores se vuelven cada vez más especializados y el trabajo se vuelve repetitivo, llevando finalmente a una completa alienación del proceso de producción.Entre las aportaciones teóricas de Marx está su clara distinción entre la división económica y social del trabajo.Si se combinan estas dos divisiones, podría parecer que la división del trabajo existente es técnicamente inevitable e inmutable, y no (en buena parte) socialmente construida e influenciada por las relaciones de poder.Además, se hace aprender al trabajador sólo una parte del sistema de producción, por lo tanto, se genera una dependencia con el fabricante pues no podría desempeñar todo el oficio por sí solo.Finalmente, una especialización trae consigo un aumento en la producción, pero si este sobrepasa los niveles más altos, puede dar lugar a la generación de crisis industriales que afectan a distintos sectores de la población.También implementa el pago por productividad, incentivando al obrero a trabajar de una manera más rápida.[9] El fordismo apareció en el siglo XX y lo llevó a la práctica Henry Ford para la producción de automóviles.