[1] Hasta los años 40 del siglo XX, desde Darwin y Haeckel, aplicar la teoría de la evolución a la sistemática, fue con poco éxito.
La Nueva Sistemática (como se denominó al principio esta escuela) instaba, pues, a centrar la investigación sobre las poblaciones más que sobre las especies.
Para E. Mayr,[3] ornitólogo que desarrolló las ideas de Huxley, era básico que la Nueva Sistemática tomara en consideración los datos proporcionados por disciplinas que entonces estaban en pleno desarrollo, como la citología, la genética, la ecología, la fisiología o la etología, lo cual serviría para contrastar los resultados obtenidos por la morfología, y a prestar una máxima atención a los procesos a expensas de las estructuras.
Según Mayr, dados dos grupos hermanos, uno puede estar biológicamente muy cercano a la especie ancestral (como los cocodrilos, en el cladograma adjunto), mientras que el otro puede haber adquirido un nuevo nicho adaptativo y haber evolucionado hacia un nuevo tipo (las aves en el cladograma).
Según la sistemática evolutiva, dado que las aves han acumulado numerosas autapomorfías, han ocupado un nicho adaptativo totalmente diferente al de los reptiles actuales y poseen muchas más especies que ellos, es justificado separarlas en un taxón propio; el taxón reptiles es monofilético según la sistemática evolutiva (monofilia mínima), pero parafilético según la cladística, ya que no incluye a todos los descendientes del antepasado común de aves y reptiles.