Escribano de cámara

También denominaba al que asistía a las salas de las audiencias o de un tribunal supremo para la sustanciación de los negocios o para recibir los pedimentos y expedientes, dar cuenta de ellos, extender los autos o decretos y expedir los despachos o provisiones.[1]​ Este oficio era muy nescesario en la casa real para lo que convenía a la buena cuenta del camarero.El escribano, después del camarero, era el oficio y oficial segundo en la cámara porque de todo lo que entraba y salía de ella tenía que tener razón y cuenta de cómo se traía o se llevaba.Tenía que firmar en el libro manual (alias borrador), que tenía a su cargo el mozo de cámara de las llaves, así del recibo como de la fecha, por lo que era oficio de mucha confianza y crédito.Tenía que tener buen salario y raciones, tanto de quitación como en la despensa y cera para su gasto ordinario y servicio de su casa.