Ernesto Pérez Acosta

En 1903, apenas un jovencito, viajó al Uruguay para comenzar sus estudios en el Seminario del Manga, en las proximidades de Montevideo.

Ordenado sacerdote en 1916, rezó su primera misa en Asunción en la nueva capilla de su antiguo colegio, al que quedó incorporado como docente, ejercicio que se extendió por once años.

Con este contingente, bajo su dirección espiritual, recorrió extensas zonas del país marchando a pie por diversas campiñas de la patria.

Entre misas y confesiones, cuando la situación de los defensores se hacía crítica, el Pa'í Pérez, según su propio relato, no dudó en empeñar el fusil y sumarse a la sangrienta lucha que significó la cristalización del heroísmo paraguayo.

La figura del comandante victorioso, coronel Irrazábal le despertó una gran admiración, afinidad que fue mutua, pues el guerrero guardaba para el sacerdote un respeto sin igual.

Sobre esa fase de su vida el padre Pérez escribió el libro editado en dos volúmenes titulado “En la contienda del Chaco: lo que vio, oyó y supo un capellán”.

Ernesto Báez, Juan Bernabé y otros tantos fueron productos de esa generación.