Según estas noticias, tomadas documentalmente, este retablo habría desaparecido, o quisieron hacer otro mejor...
Posteriormente Domingo Cuevas construyó el que sería destruido durante la guerra civil española.
La bola del mundo, sobre la que sentaba sus pies, estaba sostenida a su vez por un monstruoso dragón, que revolvía airado la cabeza con las fauces abiertas hacia el hermoso rostro de la Virgen, en una actitud de infernal impotencia.
La mañana siguiente, en la habitación donde ellos estuvieron apareció la imagen, y ellos desaparecieron con tanto misterio como habían llegado.
Esta imagen, como tantas otras, fue quemada al principio de la guerra civil española, pero afortunadamente existe una fiel reproducción de la misma, hecha con el tronco de un ciprés que había en el huerto llamado del Cura, por un artista al que se considera como hijo del pueblo, por serlo su esposa, llamado Benjamín Miró Juan.
Detrás del altar mayor está el camarín, que se construyó en el año 1907 y fue costeado por un benemérito hijo del pueblo, llamado D. Ramón Romero Solaz, que también dirigió su construcción; contiguo al camarín está la sacristía, y a continuación la vivienda del ermitaño, con un hermoso jardín rodeado por una cerca de obra.