[3] En el siglo XVI los monjes agustinos ya habían abandonado el monasterio, cuyas dependencias (claustro, refectorio, etc) pronto caerían en decadencia.
Dicha tradición se mantiene actualmente en el camposanto adosado al muro del edificio.
Mediado el siglo XIX, Pascual Madoz (1847) hace mención de la ermita, nombrándola como «Ntra.
Tiene una sencilla planta rectangular, de nave única, sin capillas laterales y con un espacioso presbiterio.
Este último destaca en altura y se cubre con una interesante bóveda en estilo gótico valenciano, en cuyo centro resalta un florón de tracerías ricamente esculpidas.