Erik Pontoppidan

Fue tutor de diversos nobles, lo que le permitió viajar por Europa.

Aunque gran parte de su obra fue sobre Teología, publicó numerosas obras sobre Zoología.

También habla de las sirenas y la serpiente marina[1]​ Aunque en la Natural History of Norway el autor trata de numerosas cuestiones relacionadas con la geología, la geografía, la botánica o la zoología del país, es el capítulo 8 de la segunda parte, dedicado a los monstruos marinos, el que siempre ha sido más leído y consultado.

Incluso en España la obra de Pontoppidan fue conocida muy pronto, por cuanto en 1800 ya encontramos una referencia a sus monstruos marinos en El viajero universal.

Se muestra además como un autor muy leído, buen conocedor de la Biblia, dado su condición de pastor luterano, de los autores clásicos, especialmente el inefable Plinio, de la erudición escandinava, comenzando por el Speculum Regale del siglo XIII y por Olao Magno (a quien considera demasiado crédulo), y culminando con los académicos nórdicos de los siglos XVII y XVIII, y, por supuesto, de la producción europea, como revelan las referencias a Konrad Gesner, Guillaume Rondelet, Athanasius Kircher, o Kaspar Schott, si bien esta erudición libresca no impedirá, aunque ello no sea ni mucho menos una contradicción, continuas referencias a la divinidad, a la diversidad de su obra, y a su continua providencia (A. Morgado y J. Ritoré, “Los monstruos marinos de Erik Pontoppidan”).