[2][3] En la Antigüedad y en la Edad Media, la equitación de esparcimiento parecería haber sido practicada en pequeña escala por la clase social más pudiente,[4] sin ser particularmente definida como tal.En líneas generales, la equitación pasó a tener componentes más lúdicos hacia el fin del siglo XX, aunque por cierto, sin por ello relegar los aspectos deportivos y de la alta competición.Pero a estos espacios, también se les debe agregar los específicos para exhibiciones y torneos, así como los que ocupan los caminos particularmente preparados para el senderismo ecuestre.[13] Cabe consignar que muchos jinetes de esparcimiento (o sea, aquellos que específicamente no practican deportes ecuestres, ni utilizan sus caballos para el trabajo, ni en ningún sentido encaran esta actividad como negocio), delegan el cuidado de sus respectivos caballos a profesionales especializados y/o a establecimientos preparados para ello (del tipo centro ecuestre).[8][11] En lo referido al mercado en cuanto a este tipo de caballos, cabe consignar que suele existir un profundo desequilibrio entre oferta y demanda.