Un centro ecuestre,[1][2] o para las estructuras no completas club de equitación,[3] o incluso poney club para los establecimientos que solamente utilizan ponis (poneys en inglés), es un lugar donde se enseña y se practica la equitación, orientado tanto al público en general como a aficionados con conocimientos más avanzados.
[4] La gestión de un centro ecuestre en varios aspectos se parece bastante a la de una empresa, pues se deben respetar las reglamentaciones en vigor en el país o región donde se instala, tanto en cuanto a gestión administrativa y financiera, como en cuanto a sanidad, seguridad, y aspectos legales y municipales.
Cada centro está implantado en una determinada área con límites bien precisos, donde se encuentran diferentes estructuras destinadas tanto a los animales como a los jinetes y como al público en general, entre las que se pueden citar las caballerizas, los boxes, los picaderos techados o exteriores, las varias instalaciones para los jinetes y para el público, así como los servicios asociados médicos, higiénicos, sociales, de alimentación, y de esparcimiento.
Además, estos individuos tenían premolares e incisivos mejor adaptados para cortar, por lo que podían alimentarse con una mayor variedad de hojas y follaje.
Surgió así el género Merychippus, de unos 90 cm de largo y también tridáctilo, aunque el dedo central pasó a soportar la mayor parte del peso del animal; esta variante era más fuerte y también más apta para la huida frente a los depredadores naturales, y el respectivo cuello era más largo, lo que le permitía alimentarse del suelo y a la par elevar más la cabeza con lo que mejoraba su campo de visión.
Numerosas variedades del género Equus coexistieron durante los períodos glaciales y post-glaciales.
[7][11] Es importante hacer notar que la caballería era entonces el cuerpo militar predominante en los ejércitos persas y griegos, e incluso entre las hordas bárbaras anteriores a nuestra era.
[13] Ese fue el último combate en el que los romanos emplearon sus clásicas legiones, pues a partir de entonces sus ejércitos comenzaron a poner más énfasis en la caballería y las pequeñas divisiones armadas, como los comitatenses.
Desde luego, el estribo no podemos decir que supuso una enorme revolución tecnológica, pero cambió la historia del guerrear a caballo.
[19] Obviamente, sería simplista atribuir únicamente a este detalle tecnológico la propia caída del Imperio romano de Occidente, fenómeno claramente multifactorial con causas tanto endógenas (como exógenas, como lo apunta la abundante bibliografía al respecto), aunque claramente fue un detalle que jugó su rol a favor de los invasores y en contra de los romanos.
La gente de campo e incluso la pequeña burguesía naciente, en esos años y para el transporte, debía contentarse con la mula o el asno, pues la tenencia de un caballo no estaba al alcance de cualquiera, ya que era necesario alimentar y cuidar al animal, y también poseer los arreos necesarios.
[22] La creación de centros ecuestres es relativamente reciente, pues fue recién hacia principios y mediados del siglo XX, que declinó fuertemente la participación del caballo como animal utilitario y militar, a la par que el desarrollo de los deportes ecuestres en un inicio se concretó con lentitud.
En China por ejemplo, recién se desarrollaron a partir del año 2000, para atender a una clientela burguesa y pudiente, y en el año 2012 ese país ya contaba con unos 500 establecimientos de este tipo.
[29] Obsérvese que además de las reglas jurídico-legales generales, toda actividad hípica también tiene normativa aplicable a su dominio particular, pues en esta materia se sigue la tendencia general de la « juridización y normatización creciente » (o sea, el proceso paulatino a través del cual el derecho incrementa su carácter de normativa escrita), lo que bien caracteriza a nuestras sociedades modernas, y lo que se traduce en el aumento regular y significativo de los textos normativos aplicables a la materia : leyes, decretos, disposiciones, reglamentaciones, y también directivas y reglamentos de convenciones internacionales o regionales.
[55][56][57][58][59] Las asociaciones de protección animal han denunciado abusos varios en centros ecuestres, tales como negligencia en los cuidados o subalimentación.
Y la región de Camargue en Francia es donde esta cuestión ha estado particularmente presente, al menos en cierto momento.
En 2012 y según la publicación Cheval magazine, grandes progresos pueden ser observados en este sentido, si bien aún es posible encontrar caballos de monta sangrantes, o al menos ensillados a lo largo de toda la jornada, en desacuerdo con la reglamentación vigente.