Entomofobia

Si ven un insecto de lejos, quizá no puedan entrar en la zona, aunque sea un lugar abierto, o se sientan obligados a intentar controlar el pánico que se desencadena.

La reacción ante el contacto o, simplemente la proximidad de estos animales, se caracteriza por sudoración, respiración rápida, taquicardia y náusea.

El miedo a los insectos puede determinar el lugar donde el fóbico decida vivir o hasta pasar sus vacaciones e igualmente limita los deportes o pasatiempos de los que pueda llegar a disfrutar.

Como la mayoría de las fobias, la entomofobia se puede curar con tratamiento psicológico.

También suelen producir fobia otros insectos, tales como: las cucarachas, avispas, libélulas, abejorros, escarabajos, orugas, típulas, grillos, etcétera.