Existen lugares específicos para la preparación y ejecución del ritual, de acuerdo a las tradiciones en el budismo Vajrayāna.
La mayoría de los tibetanos adhieren al budismo, que predica la Reencarnación.
No hay necesidad de preservar el cuerpo ya que, según sus creencias, es un contenedor vacío.
La naturaleza puede descomponerlo o las aves pueden consumirlo, por lo que la función del ritual es simplemente el desecho de los restos.
En el Tíbet el suelo es demasiado duro y rocoso para cavar una tumba, por lo cual esta práctica es generalmente preferida a la cremación.