Enrique promovió con éxito la educación y la economía de su país.
En contra del consejo de su consejero teológico, concedió asilo a refugiados Calvinistas de Flandes y los albergó en su ciudad capital en Gera.
Enrique era un frecuente invitado en las cortes de Viena y Dresde.
El compositor Heinrich Schütz escribió su Musikalische Exequien para esta ocasión.
También ha estado en exhibición en el Museo de Cultura Sepulcral en Kassel.