Con ello evidenciaba una personalidad extremadamente inquieta que le llevaba a estar siempre activo, creando nuevos proyectos de vida y para la extensión del Evangelio en Chile.
Pero también se destacó por haber sido por años el ayudante del entonces pastor y luego primer obispo de esa iglesia Manuel Umaña Salinas.
Anteriormente había sido elegido presidente del concilio evangélico de Chile en el periodo 1961-64.
No obstante, lo difícil del quinquenio de su enfermedad, su presencia contribuyó a que se establecieran los liderazgos que posteriormente darían continuidad a la obra y la iglesia pudo continuar funcionando sin divisiones ni situaciones de lucha interna.
Ello facilitó que a posteriori pudiera consolidarse un nuevo liderazgo en la iglesia que llevó a ungir obispo al pastor Luis Ulises Muñoz Moraga, quien hasta el año 2020 ejerció el cargo de obispo la Iglesia Pentecostal de Chile.