Enrique Alemán fue un maestro vidriero del siglo XV nacido en Alsacia (Alemania).
Viajó a España, donde residió muchos años y realizó bellas vidrieras destinadas a la Catedral de Sevilla y la Catedral de Toledo.
Realizó muchas de las que se disponen sobre las capillas laterales, tanto del lado de la Epístola como del lado del Evangelio, así como algunas de las situadas en la nave central.
Estas obras, que aún se conservan, están consideradas una de las cumbres artísticas de la vidriera española de todos los tiempos y sirvieron como modelo e inspiración a las que realizó en el siglo XVI el maestro vidriero Arnao de Flandes Hijo.
En casi todas sus creaciones se representan figuras aisladas que correspondes a Santos, Profetas, Apóstoles o Padres de la Iglesia, que están situados sobre un fondo de motivos geométricos de gran belleza y originalidad tanto en las formas como en el colorido.