Está considerado el mejor malabarista de la historia.
Practicaba malabares con todo tipo de objetos, principalmente mazas, bolas y platillos, e incluso antorchas encendidas.
Fue el único que ha sido capaz de hacer juegos malabares con diez bolas a la vez.
Posteriormente cosechó éxitos por toda Europa y América.
Trabajaba con su esposa, Harriet, que solía vestir de geisha, dispuesta a recoger los objetos que se le cayesen, cosa que no ocurría nunca.