Ira

Las acciones de ira se denominan comúnmente, a saber: enojarse, enfadarse (en España), molestarse, disgustarse, quillarse o ponerse guapo (en la República Dominicana), calentarse, ponerse bravo (en Colombia, Venezuela y Argentina), sulfurarse (en Honduras, Nicaragua y El Salvador), arrecharse (en Venezuela, considerado un término malsonante), encabronarse o enfurecerse (en México).La ira incontrolada puede, sin embargo, afectar negativamente personal o socialmente la calidad de vida.[cita requerida] El lidiar con la ira ha sido tratado en los escritos de los más tempranos escritores hasta los tiempos modernos.[aclaración requerida] Por otro lado, la ira puede ser destructiva cuando no encuentra su salida apropiada en la expresión.Una persona enfadada puede perder su objetividad, la empatía, la prudencia o la consideración y puede causar daño a otros.La ira que está constantemente "embotellada" puede conducir a la persistencia de los pensamientos o acciones violentas, las pesadillas y los síntomas, incluso físicos[cita requerida].La ira también puede agravar enfermedades de salud mental, problemas como la depresión clínica[cita requerida].En la ira pasiva o "de huida", la respuesta es la represión y la negación del comportamiento agresivo.Sin embargo, la ira agresiva se caracteriza por el comportamiento agresivo, que está asociado con la respuesta de "atacar", así como el uso de la fuerza física y verbal, a los abusos y herir a la otra persona.Recientemente, (2008 Sue Parker Hall)[10]​ ha desafiado esta idea, que conceptualiza la ira como una emoción positiva, pura y constructiva, que siempre es respetuosa de los demás, sólo utilizada para protegerse a sí mismo en dimensiones física, emocional, intelectual y espiritual en las relaciones.Parker Hall (2008)[11]​ propone que no es la ira lo problemático, sino la rabia, un fenómeno totalmente diferente; la rabia se conceptualiza como preverbal, precognitiva, el mecanismo de defensa psicológico que se origina en la primera infancia como una respuesta al trauma sufrido cuando el entorno del niño no responde a sus necesidades.Si reciben el apoyo suficiente de esta manera, los niños terminan por aprender a procesar sus propias emociones.Factores comunes que pueden predisponer a alguien a tener ira son: fatiga, hambre, frustración sexual, celibato involuntario, recuperación de una herida, el uso de drogas, desempleo, cambios hormonales, problemas familiares, sociales y económicos.Esta última concluyó, en 1988, que el ser humano no está genéticamente predispuesto a la ira ni a la violencia, y que la violencia no puede ser científicamente relacionada con el proceso natural de evolución.Segundo recinto del séptimo círculo: Los violentos contra sí mismos: los suicidas, los disipadores.Esto no es verdad: incluso el Dalái Lama, el gurú espiritual de monjes tibetanos, se enoja.