Simultaneó el trabajo con los estudios en la Escuela de Artes y Oficios Artísticos de la ciudad, destacando en dibujo y grabado.
Para la entrega de esta última obra fue invitado por el gobierno y formó parte de la comitiva diplomática que se desplazó a Roma a la entrega.
Le acompañó otro orfebre coartífice de la obra, Manuel Seco Velasco.
En 1950 se trasladó a una nueva casa que él mismo encargó en la misma calle Juan Cotarelo, donde instalaría su nuevo taller, y donde viviría y moriría.
El balcón principal de este edificio lució durante muchos años un escudo de España hecho en clase por sus alumnos en hierro, acero y latón.