Estos coágulos se pueden generar en cualquier parte del cuerpo, y posteriormente viajan por el torrente sanguíneo hasta el cerebro, produciendo una embolia.
Al ocurrir esto, las células del cerebro quedan sin oxígeno y pierden su función, con lo que producen daño cerebral, lo que compromete la vida, o deja secuelas permanentes en el paciente, tales como parálisis o trastornos del habla.
También se debe a aire que entra en nuestro organismo de forma intravenosa.
Las primeras señales de una embolia cerebral tienen un inicio súbito y se caracterizan por: Lo primero que se debe hacer ante un caso como este es acudir a un servicio de urgencias, donde un médico especialista debe realizar un examen neurológico al paciente.
Esto consiste en una revisión física, donde el neurólogo identifica los síntomas e inspecciona a la persona.