Fue inventado en torno a la década de 1920 por Charles Edouard Guillaume,[1] un físico suizo que también inventó el invar, otra aleación de níquel y hierro, que tiene una muy baja expansión térmica.
Prácticamente carece de magnetismo y es resistente a la corrosión.
[3] El mayor uso del Elinvar estaba en los resortes espirales para relojes mecánicos y cronómetros.
Una de las principales causas de la inexactitud de los relojes radicaba en que los aceros ordinarios utilizados en los muelles perdían ligeramente su elasticidad a medida que aumentaba la temperatura, por lo que el volante del reloj oscilaba más lentamente hacia adelante y hacia atrás, y el reloj se iría retrasando.
Los resortes de Elinvar, y otras aleaciones posteriores con bajo coeficiente térmico, tales como el Nivarox, no se veían afectadas por la temperatura, por lo que dejó obsoletos los volantes con compensación de temperatura.