Desde su infancia tuvo inclinaciones artísticas por la danza y el teatro, que en su adolescencia comenzó a trabajar.
Su encanto y belleza le valieron ser elegida por el escultor Raúl Vargas como modelo del dios Pan, efebo desnudo que ocupa el centro del conjunto escultórico a Rubén Darío en el Parque Forestal de Santiago.
Su primer matrimonio lo conformó con el médico Manuel Morales Villablanca, con quien tuvo dos hijos, Andrea y Simón Morales, y de quien enviudó joven.
Luego, la actriz se perfeccionó en Expresión Corporal con Johanna von Laban en Viena.
En 1988 retornó a Chile, donde recibió una invitación del director del Área Dramática de Canal 13, Ricardo Miranda, quien le ayudó a volver con su carrera en televisión con diversas telenovelas, como Semidiós, Villa Nápoli y Playa salvaje.