En los textos egipcios se suponía que el hombre poseía un cuerpo jat, un cuerpo espiritual sahu, "espíritu" ba, un "doble" ka, inteligencia ju, su sombra jaibit, una forma sejem, un corazón o mente ib, y un nombre ren.[4] El ib, ab, o hati [5] simbolizado por el kama-manas, fue considerado la sede de los pensamientos y las emociones según las creencias egipcias.Esto se evidencia por muchas expresiones cotidianas en la lengua egipcia que incorporan la palabra ib, como aut-ib "alegría" (amplio corazón).Ka (kȝ en egipcio) era una pizca del principio universal e inmortal de la vida.El ren viviría mientras el nombre fuese pronunciado, lo que explica los grandes esfuerzos realizados para protegerlo, escribiéndolo profúsamente en papiros y monumentos, o destruyéndolo en casos de manifiesta enemistad.Es representado con el jeroglífico del ibis cresteado, aunque su relación con este animal es probablemente sólo fonética.Es la máxima expresión del ser humano "realizado" que puede alcanzar la vida futura entre las estrellas.Su representación simbólica es un cetro sagrado, el sejem, que generalmente era portado por el faraón, o el sumo sacerdote, en las ceremonias de inauguración, para consagrar y bendecir.