Según la mitología egipcia, el ba es una fuerza anímica, un componente de la parte espiritual del hombre, que supone la fuerza animada de cada ser fallecido, o la personalidad espiritual manifestada una vez acaecida la muerte.
El ba abandonaba el cuerpo en el momento de la muerte del individuo y ascendía al reino celestial pero, cada noche, debía acudir al sepulcro para alojarse en el cuerpo del difunto, iba y venía del mundo de los dioses a la tumba.
El ba de las divinidades se manifestaba en encarnaciones terrenales, como animales, en estatuas sagradas, y en otras entidades divinas asociadas: Osiris era considerado el ba del dios Ra.
La representación del ba en jeroglífico es una cigüeña africana o jabiru, o bien un ave con cabeza humana; en el Imperio Nuevo como halcón con cabeza y brazos humanos; como carnero, grulla, etc.
El ba es eterno y su naturaleza es muy cercana a la de los dioses: neteru; se representaba como cigüeña africana o jabiru (Mycteria ephippiorhyncus seu senegalensis).