Elecciones federales de Alemania de julio de 1932

Fueron los segundos comicios desde que, tras la derrota de la coalición gobernante en 1930, la frágil república cayera en un estado de estancamiento político, sin gobiernos electos y cancilleres débiles designados por decreto por el presidente Paul von Hindenburg.

El Partido de Centro (Zentrum) del canciller Papen quedó en cuarto lugar con un 12.44% y 68 escaños, seguido por el Partido Nacional del Pueblo Alemán (DVNP) de Alfred Hugenberg.

Al igual que en los anteriores comicios, las fuerzas de carácter extremista (el NSDAP y el KPD) lograron juntos una mayoría en la cámara, lo que evitó que cualquiera de los espectros políticos dominantes (la extrema derecha, los partidos moderados de ideología variada, y la extrema izquierda) pudiese formar gobierno.

[1]​ El anciano presidente Paul von Hindenburg quedó decepcionado con Brüning,[1]​ a pesar de que había trabajado intensamente para lograr su reelección.

[1]​ El 10 de abril, Hindenburg fue reelegido, derrotando por un amplio margen a Adolf Hitler, su principal rival.

Los centristas católicos querían que los nazis participasen en un gobierno de coalición, donde no llevarían la batuta y se desgastarían aprobando leyes impopulares.

El 12 de julio, Hitler y Goebbels habían sido apedreados por comunistas en Hagen.

Schleicher presentó "evidencias" de que el gobierno prusiano estaba trabajando con los comunistas,[8]​ y, amenazando con usar la fuerza desalojó a los ministros socialistas.

Se declaró la ley marcial en Berlín, y el General Gerd von Rundstedt, comandante militar local, realizó una serie de arrestos.

El Partido Nazi alcanzó su mayor victoria electoral hasta entonces, convirtiéndose en la fuerza política más votada, pero aun así no alcanzaba la mayoría absoluta (305 parlamentarios sobre 608) y el cargo de Canciller se escapaba de Hitler una vez más.

[13]​ Hitler también exigió una ley habilitante una vez que fuese nombrado Canciller, de lo contrario disolvería el Reichstag.

Ese mismo día, Hindenburg llamó a Hitler, que llegó acompañado de Frick y Röhm.

Las razones de Hitler para negarse eran claras: la alianza con un partido conservador no le daría libertad al movimiento nazi para iniciar su revolución.

Territorios bajo jurisdicción prusiana (excepto Berlín ), que fueron controlados por Papen luego del Preußenschlag (golpe prusiano).