Harold Mayne-Nicholls, postulante a la reelección, fue derrotado por el empresario español Jorge Segovia, pese a que Mayne-Nicholls había realizado una gestión alabada internacionalmente y contaba con el beneplácito de la mayoría de la población.
La derrota de Mayne-Nicholls generó gran revuelo a nivel nacional, algo nunca antes visto en este tipo de elecciones.
[4] La relación entre el presidente de Chile Sebastián Piñera con Colo-Colo, el equipo más exitoso y popular del país (donde poseía en ese momento el 13,7% de sus acciones),[6] generó un fuerte revuelo político.
[7] El periodista Felipe Bianchi manifestó que Piñera fue seguido por el ministro de Educación Joaquín Lavín (accionista de Santiago Wanderers) y el subsecretario de Deportes Gabriel Ruiz-Tagle (principal accionista de Colo-Colo hasta unos meses previo a las elecciones).
[6] Las acusaciones se acrecentaron cuando Piñera anunció la reconstrucción de los estadios Sausalito y Playa Ancha, sedes de Everton y Wanderers respectivamente, al mismo tiempo en que se realizó la votación.