La autoría resultó confirmada con un minucioso examen de su técnica pictórica y materiales, y quedó definitivamente corroborada al aparecer la firma del pintor durante los trabajos de limpieza.
Los especialistas lo han fechado en torno a 1565-1568, es decir, en la fase madura de la actividad del pintor.
Algunos ya han conseguido su parte y beben ávidamente; otros corren con escudillas, jarras o sus propios sombreros a recoger el licor; no faltan peleas y discusiones, o las consecuencias de los excesos: así, a la izquierda del cuadro un hombre vomita mientras otro, totalmente ebrio, yace inconsciente en el suelo.
En el centro del cuadro un joven, posiblemente un seminarista con tonsura, aprovecha el bullicio para robar a una de ellas metiéndole mano en el bolsillo.
Muchas escenas que se describen en otros cuadros del maestro reaparecen en esta obra.
En toda la obra se aprecia la visión crítica de Brueghel a los excesos y la codicia.
La concepción entera de la obra, incluida la propia composición y su significado, deben mucho a la obra de El Bosco, y muy especialmente a cuadros como El carro del heno, conservado en el mismo Museo del Prado.
El cuadro fue presentado al público, tras su adquisición por el Prado y una delicada restauración, en diciembre de 2011.