Tras haber sido expulsada del clan, Ayla encuentra una cueva para refugiarse y decide pasar un tiempo allí, tras no haber encontrado a ningún grupo de los Otros, a los que pertenece.
La llama «Whinney» (onomatopeya de un relincho en el idioma original) y aprende a cabalgar en ella.
La autora va contando ambas historias en capítulos alternados, hasta que las vidas de Ayla y Jondalar se cruzan.
Además, dado que la gente del clan no habla, al principio Ayla tampoco sabe hacerlo.
Luego Jondalar le enseña a hablar, comparten muchos momentos juntos y, finalmente, se enamoran.