Narra las experiencias del autor en diversos centros de trabajo durante el período de internamiento (fue condenado a ocho años de trabajos forzados y a destierro perpetuo por mantener correspondencia con un amigo en la que criticaba las decisiones del gobierno).
Así como en Archipiélago Gulag narra su estancia en los más sórdidos campos de trabajo del Gulag, donde escaseaba hasta lo más necesario y los presos se hacinaban en celdas en las que no había espacio ni para tenderse en el suelo y en las que había un alto índice de mortandad debido al exceso de trabajo y a la falta de comida; en El primer círculo nos introduce en la vida de esos otros campos de trabajo, denominados "islas paradisíacas" del Gulag a los que el gobierno derivaba a los científicos que reclutaba de los campos de concentración para que trabajaran en proyectos de ingeniería que se consideraban estratégicos en aquella época, como centrales eléctricas o equipos de telefonía.
Solzhenitsyn recaló en uno de estos centros porque en un censo que hicieron en el campo de concentración en que estaba se hizo pasar por físico, sin tener el título, aunque tenía conocimientos.
Además de que el trabajo no era corporal y los presos podían relacionarse entre sí en las horas libres.
El tema principal sobre el que Solzhenitsyn trata de ilustrarnos es el totalitarismo, y cómo éste influye en la persona.