El picador amarillo

Dos figuras masculinas aparecen mirando hacia el tendido, mientras que una figura femenina aparece de perfil, mirando hacia la izquierda con el rostro maquillado de blanco, con una actitud aparentemente despreocupada por la acción que acaece sobre el albero.[1]​ En la obra se aprecia una acusada desproporción del volumen de los personajes, característica que Picasso jamás abandonaría en sus obras futuras.Este fondo neutro corresponde a las enseñanzas técnicas aprendidas por Picasso de su padre, José Ruiz y Blasco, en la niñez.[1]​ Tras esta obra, la temática del picador se convierte en recurrente dentro de la iconografía picassiana.Existen multitud de ejemplos, tanto en óleo como en cerámica y en dibujo, lo que revela la pasión que el pintor profesaba hacia la figura del picador y hacia el arte de la tauromaquia.