El mito del eterno retorno

Arquetipos y repetición (en el original en francés, Le mythe de l’éternel retour.

Archétypes et répétition) es la principal obra del filósofo, historiador y novelista rumano Mircea Eliade escrita en 1949.

[4]​[5]​ Eliade explica cómo el hombre tradicional podía encontrar un valor en su propia vida, desde una perspectiva que consideraba que todos aquellos eventos ocurridos después del tiempo mítico de los comienzos no podía tener valor o realidad.

Eliade estudia en este volumen el concepto de realidad en las sociedades indoeuropeas denominadas primitivas y arcaicas.

El autor parte del principio que en estas sociedades un objeto o gesto no es real porque repita una acción efectuada in illo tempore (es decir, en una época mítica, original), sino que adquiere sentido porque el ritual, que se refiere a un arquetipo, se lo entrega por medio de una función o una fuerza sagrada.

Este mismo fenómeno aparece en la geografía y, particularmente, en la ubicación de los templos: estos también se deben relacionar con un lugar sagrado, con un modelo celeste que es anterior a ellos.

Bajo el mismo principio, numerosos lugares no poseen un modelo celeste: están fuera del Cosmos y pertenecen entonces al Caos.

En este sentido, no tienen una existencia real, pues el Caos precede a la Creación del Cosmos.

Estas en la actualidad han perdido su carácter sagrado, a pesar de que cada una tiene un prototipo mítico.

A pesar de ser esencialmente imaginarias, sus acciones quedaron registradas en la memoria colectiva e hicieron olvidar rápidamente al verdadero personaje.

Todo aquello que ha ocurrido antes de esta nueva creación se destruye (ej.

En las sociedades estudiadas en este capítulo, se encuentran ciertos motivos recurrentes relacionados con el paso del Caos al Cosmos.

Los ritos permiten al hombre abolir el tiempo e indican "una intención antihistórica".

Al igual que la luna, la humanidad desaparecerá un día (mito de la combustión universal, ekpyrosis) y luego renacerá.

En sí, dichos eventos no deberían siquiera ser reales y, sin embargo, son una causa de sufrimiento.

Más adelante, el autor se cuestiona si la revelación monoteísta incluye o no obligatoriamente esta valorización.

La revelación forma parte de la Historia y, por ende, no ocurrió en un tiempo mítico.

Este último utilizaba diferentes medios para reducir la importancia de la historia; por ejemplo, las celebraciones del Año Nuevo, donde el año que terminaba se abolía, o los rituales arquetípicos que remitían a una época fuera de la historia.

La noción de "necesidad histórica" implica considerar los eventos por lo que son y no como frutos del azar.

Los filósofos historicistas tampoco ofrecen más escapatorias al problema del sufrimiento debido a los eventos históricos.

Hasta hace poco, una parte relativamente grande de la población toleraba la historia porque tenía un sentido "metahistórico".