Dirigida por Vincente Minnelli, contó con la actuación de Kirk Douglas, Anthony Quinn, James Donald, Jill Bennett, Everett Sloane y Henry Daniell.
La película va narrando las tribulaciones de Vincent Van Gogh desde sus iniciales tanteos con la predicación religiosa en las pobres regiones mineras de Bélgica hasta su contacto con los innovadores pintores impresionistas ubicados en París, pasando por sus primerizos contactos con la pintura en su país natal (en la cual dibujaba a los campesinos realizando las tareas más cotidianas); sus inestables relaciones amorosas y amistosas, y el vínculo afectivo más importante que mantuvo en su azarosa existencia, su hermano Theo, familiar que le ayudó durante toda su vida tanto como apoyo emocional, y como sustento económico para que Vincent pudiera sobrevivir en el lugar donde estuviese, fuese Holanda, Arlés o París.
Miklós Rózsa, a pesar de ser el primer compositor en tener una exclusiva con una compañía cinematográfica y tener grandísimos éxitos, no pudo evitar la caza de brujas que hubo en Hollywood en los años 40 y 50.
En 1946, el productor Arthur Freed encarga escribir un guion al novelista Irving Stone, pero a comienzos de la década de 1950 se lo traspasó al productor y realizador Richard Brooks, que tampoco hizo nada con él.
Irving Stone cansado de esta situación, que se arrastraba a lo largo de casi diez años, no quiso prolongar más la opción del estudio sobre su obra, y se dispuso a dirigir personalmente una película basada en ella.
No tuvieron más remedio que aceptarlo, pero exigieron un completo control sobre el negativo y su posterior tratamiento.
Desde que 20th Century Fox lanzó el Cinemascope con La túnica sagrada (The Robe, 1953), de Henry Koster, generalmente se ha utilizado con negativo Eastmancolor.
Un extraño en el paraíso se preparó durante abril de 1955 y se rodó en mayo, junio y parte de julio, pero como dejan muy claras ambas películas, durante el rodaje del musical Minnelli estaba mucho más preocupado por documentarse al máximo sobre Van Gogh y la preparación de El loco del pelo rojo.
Para adecuarse lo más posible al personaje sólo tuvo que dejarse crecer la barba y dar un tono rojizo a su pelo.
El resto del reparto estuvo íntegramente compuesto por europeos, pero decidieron no preocuparse por la amplia diversidad de acentos.
Su principal problema no fue éste, sino que para entonces, las flores comienzan a marchitarse y los campos de trigo están en barbecho.
Durante varios días recorrieron los alrededores de Arlés en automóvil, se detenían cuando veían un paisaje que les recordaba a los pintados por Van Gogh y entonces ruedan.
Les seguía una furgoneta que no sólo llevaba la cámara y los elementos técnicos necesarios, sino también dibujos y reproducciones de cuadros en diferentes etapas de elaboración, para poder rodar a Van Gogh pintando en cualquier situación.
Se debate entre la realidad y el sueño, lucha por conseguir que sus fantasías lleguen a ser reales, pero en contra de la mayoría de ellos no lo logra, o al menos no lo consigue en vida, ni la película lo recoge, se da por sobreentendido.
Sigue manejando el CinemaScope con una rara habilidad, pero igual que hace sus habituales suntuosos planos-secuencia en los momentos apropiados, en otros recurre a una planificación mucho más entrecortada acorde con las necesidades dramáticas de la escena.