[5] El cuento fue adaptado al teatro por el dramaturgo José Martínez Queirolo.
Un día en que Chancho-rengo vende muchas más plumas de lo habitual, los hermanos Sánchez deciden seguirlo para robarle.
Chancho-rengo agoniza en el suelo mientras Alfonso empieza a defenderlo de los gallinazos que intentan devorarlo.
La narración del cuento reproduce el habla coloquial del pueblo montubio y contiene en su mayoría descripciones austeras de los personajes y eventos.
De acuerdo a la crítica literaria Alicia Ortega Caicedo, a pesar de que el relato tiene un corte localista, alcanza una resonancia universal.