El cementerio de los cuentos sin contar

Al jubilarse del mundo académico, jura que también dejará de escribir.

[4]​ Alma contrata a una mujer local llamada Filomena que vive cerca para cuidar y mantener el cementerio.

Quema sus cajas de notas y manuscritos, excepto dos que no arden: una contiene notas para un libro sobre su enigmático padre, el Dr. Manuel Cruz; la otra es una investigación para un libro sobre la segunda esposa del dictador dominicano Rafael Trujillo, Bienvenida Inocencia Ricardo Trujillo, olvidada por la historia.

[5]​ Así, los personajes se reconcilian y toman la iniciativa de contar sus propias historias, algo que su narradora nunca hizo.

[5]​Según Publishers Weekly, "Álvarez combina a la perfección el realismo mágico con emotivos retratos de personajes.