El alguacil endemoniado

A diferencia del Juicio, esta sátira es la primera presentada en forma de discurso o coloquio entre un interlocutor y el Diablo.

[8]​ Situar un exorcismo en dicho lugar es una alusión encubierta al poder de la campana, que protegía contra los rayos y los demonios.

La Inquisición, representada por su santo patrono —san Pedro Mártir—, era omnipresente en todos los aspectos del país, ejercía una influencia demasiado poderosa que Quevedo intenta retratar en su discurso.

[13]​ El último párrafo del texto contiene cuatro citas sobre sujetos que tradicionalmente han sido tenidos por malos, como Herodes Antipas o Caifás,[14]​ a quienes Quevedo intenta analizar imparcialmente para descubrir la verdad de sus acciones.

Son citas complicadas y enigmáticas, que sin embargo ofrecen gran relación con los exorcismos.

El alguacil alguacilado