Pero el pasado no le deja vivir en paz, hay una persona que busca venganza y piensa que la vida del Tunco «no vale ni un pedazo de carne».
(Tunco se le llama en algunos lugares de América Latina a la persona que no tiene una o las dos manos, por la similitud con la «mano» sin dedos de los cerdos o tuncos).
Juan sigue esperando el momento de vengarse e incluso da falsos informes a sus perseguidores.
Inclusive cuando el Tunco hasta batallando con Sara a las orillas de un río, un guardaespaldas de ella, va a matar al Tunco pero lo impide Juan, siempre esperando matarlo por su propia mano.
Sara lo cita en su finca y se dan un beso en medio del patio.