Apuesta entonces por abrir una panadería, primero, en un lugar conocido como la Portilla de Pino y, más tarde, en el mismo pueblo.
Es pues el hilo conductor de una tradición literaria rural que mantiene la métrica simple del romancero popular.
Entre las sierras que baña el bello paisaje hurdano, nació un pueblo cristiano parecido a una cabaña.
Y siendo de todos los pueblos Las Hurdes siempre una flor en hidalguía, en amor, la que más belleza encierra es la más hermosa tierra pa'l amor y pa'l placer.
Aquí siempre la mujer destella regia hermosura cual estrella que fulgura al querer amanecer.