Por lo que no tiene autor único y ni una fecha exacta de composición o publicación.
Su interpretación no solo marca el inicio del festejo, sino que también sirve como una bienvenida simbólica a los participantes y al universo, pidiendo permiso para iniciar la celebración.
Este son jarocho se caracteriza por su carácter improvisado y adaptable, ya que los músicos suelen crear versos nuevos dependiendo del contexto y la ocasión.
Instrumentalmente, destaca el uso del arpa, la jarana y las guitarras de son, que le aportan un ritmo vibrante y dinámico, perfecto para el zapateado.
Este son es uno de los pilares del repertorio jarocho, junto con otros como "La Bamba" y "El Cascabel".