Desde el punto de vista de la llamada cultura "occidental" El Sacháyoj presenta aspectos antagónicos: benéficos y maléficos, por los segundos aspectos se le ha asimilado algunas veces al Supay ( o Zupay) el cual sería el espíritu demoníaco, en tales casos se habla de El Sacháyoj Zupay.
Lo concreto es que este ser mítico es una reificación ( aquí reificación con el significado de darle carácter de ser concreto a algo imaginario que, por su parte, representa relaciones concretas existentes en la naturaleza), una representación prácticamente alegórica de la naturaleza ( en especial de sus aspectos ecológicos) del Gran Chaco: quien lo respeta obtiene beneficios, quien no le respeta luego sufre negativas consecuencias.
Al Sacháyoj es un ser que se le imagina con diversos aspectos: como un hombre barbudo y de cabellos largos cubierto o camuflado con la hierba llamada sayasta o barba de monte, o como un gaucho montando una mula negra la cual lleva ricos arreos adornados con metales y piedras preciosas, otras veces "se le ha visto" como un anciano cubierto de hierbas, o como un ser cuya cabeza y tronco es el de un anciano y cuyas extremidades son las de un animal ( puma, yaguar, guazuncho, zorro ), en otras ocasiones se considera que puede aparecer como un animal gigantesco ( conejo, guazuncho, vizcacha ); casi proteico en cuanto representa diversos aspectos de las forestas chaquenses, también se le supone como un arbusto con rostro humano.
Se dice que El Sacháyoj suele llevar un morral o una yisca o bolsa con miel de abejas lechiguanas, hidromiel o mulitas con los cuales obsequia al ser humano valiente que se le aproxima y le acepta respetándole.
Las descripciones de este numen consideran que emite sonidos semejantes al golpe de un hacha atrayendo con esto a los hacheros y meleros hacia las selvas en donde los hace extraviar.